Lo que escribo, son mis conversaciones con antiguos pobladores, recuerdos de largas noches y días de lecturas, mis aprendizajes con los amigos, aunque de lo que hablo prácticamente ya casi no existe.
Pero lo hago para que los recién llegados al pago, los recién instalados en esta comarca que se hizo con sangre de indios, con esfuerzo de criollos y sacrificios de los inmigrantes, sepan que debajo del pavimento están las calles de tierra por donde transitamos y jugamos los niños y jóvenes de antaño.
Que dentro de los salones de las instituciones más antiguas que conserva el pueblo, se amasaron los sueños de los pioneros, que echaron las bases de la esperanza de un mejor porvenir
Que en los monumentos o monolitos que ha levantado la comunidad, en los bustos y las placas que se han descubierto, u objetos que atesoran las familias en cada lugar, está la expresión latente de la ilusión del progreso indefinido.
