Con el amigo Ramón Antonio Campagno fuimos compañeros, palabra que quiere decir “compartir el pan”. Ese pan que nutre la amistad, que arroba la lealtad de ida y vuelta. Que implica la honestidad intelectual, pero por sobre todas las cosas atesora el respeto mutuo.
Este hombre campechano, de hablar sin regodeos, exponiendo su pensamiento con argumentos no librescos, sino basados en la experiencia propia. Tenía la sabiduría de los hombres probos, de no ofender, pero no por ello dejaba de decir lo que creía era lo mejor en cada circunstancia.
Trabajamos juntos durante aquellos cuatro años en que la Argentina se desangró en una crisis que hizo estallar el sistema financiero y puso en jaque el ahorro, la inversión y el crecimiento. Todo eso impactó en nuestra provincia y a nosotros nos tocó trabajar para intentar salvar el Banco de La Pampa. Contamos con el apoyo del entonces gobernador Ruben Hugo Marín, que decidió capitalizar el mismo y acompañar a los productores que no podían pagar los créditos que habían tomado.
Y allí estaba Ramón con su sapiencia, con sus razonamientos que anteponían a las personas, las familias, a las especulaciones de algunos funcionarios. Sabía poner el oído atento a los clientes, a los empleados y los funcionarios de las sucursales que recorría, dando apoyo y orientando.
Para mi fue un gran colaborador, un excelente baqueano de esos que se orientan no sólo con los conocimientos de la razón sino además con la intuición del corazón. Era el hombre que ponía paños fríos cuando las discusiones tomaban temperatura.
Disfruté mucho cuando él hacía las preguntas comprometidas a los asesores y ponía los puntos sobre las íes para dejar al descubierto que tipo de intereses se defendían detrás de cada teoría. Es que el no era un teórico, sino un hombre con un pensamiento holístico, humanista y cristiano.
Ahora lo sigo disfrutando en sus libros, y en su muy buena participación en ese documental que filmó Franca Gonzalez que se llama “Miró las huellas del olvido”. Cuando lo saludé para su cumpleaños el 21 de agosto del 2017 me dejó en el chat su último mensaje: “Muchas gracias Luisito. Mantengo la promesa de visitarte. Ya voy a llegar, abrazo grande”.
Gran persona didactico y muy obdervador de las personas que lo rodeaban .muy dificil de seguir las huellas de este tipo integro y con pensamiento futuristas y muy claros .una gran personas siempre en nuestro recuerdo