Osvaldo Ramón Borthiry “El Gaucho”

Osvaldo Ramón Borthiry, nació en Miguel Cané, provincia de La Pampa, un pueblito pequeño del este, lindando con la provincia de Buenos Aires. Fueron sus padres don Agustín Borthiry y Patrocinio Orden, de cuyo matrimonio nacieron además, Zulema y Julio. Le pusieron los nombres de los abuelos materno y paterno.

Llegó a Victorica junto a su padre y su hermana a regentear una casa de Remates Ferias aproximadamente el año 1.957. Habían alquilado la esquina de lo que era la casa de familia de Doña Valentina Torrens de Carballo. Y almorzaban y cenaban en el ex Hotel “Francés” administrado en aquellos años por la familia Figueroa.

Cuando tenía 19 años su padre trajo un caballo que al comienzo lo solía correr don Juan Arias, un veterano tropero y carrero, hombre de a caballo. Lo puso en un galpón que había al lado de lo Carballo, donde después el tano Luigi Cesanelli levantó el chalet, al lado de lo del gallego Urmente Gil, el verdulero.

El año 1958 don Agustín fue electo Intendente de Victorica. Sus negocios con el Martillero Pedro F. Rosolen de América, provincia de Buenos Aires, marchaban bien. Llegaron en estos primeros años a dar Feria en Victorica, en Telén, en Carro Quemado y en San Luis.

Osvaldo hizo el servicio militar en el regimiento del ejército situado en General Pico, le dieron de baja el mismo día de su cumpleaños, un 16 de octubre. El Día de La Pampa desde 1968 hasta el 2015. Su madre llegó a Victorica después que estuvo terminado el chalet, donde ahí mismo pusieron el escritorio de la firma feriera. Los recuerdo como si fuera hoy, sentados en el hall de entrada, tomando mate o algo fresco en familia o con algún cliente o amigo.

Don Agustín trajo dos caballos más para competir en las cuadreras, que los tenían en corrales que habían improvisado en el terreno contiguo a la casa de la familia de Germán Funes y la casa de Domingo Di Dio, que alquilaba nuestro tío, Luis Anselmo “Tito” Spadini.

En Victorica, por esos años había unos cuantos propietarios de caballos para las cuadreras. Orlando Martín, Serafín Sierra y otros. El más recordado por la fama que tenía era “El Clavel” de don Alberto Enrique Gesualdi, que lo corría Juan Silvera. Era tanta la fama que se decía que nadie le ganaba, no sólo en Victorica, sino en toda La Pampa y algunos aseguraban que hasta era imbatible en la región.

Don Agustín conocía todas las mentas del caballo, pero se atrevió a encarrerar el suyo en un mano a mano, en una distancia de 400 metros, después que consiguió que aceptaran que el jinete de El Clavel llevara diez kilos de contrapeso y le encargó a su hijo que no fuera a decir que él sería el jockey.

Así lo hizo, “El Gaucho” guardó bien el secreto, de tal forma que cuando le preguntaban como era el caballo y quien lo correría el decía que no sabía nada. De ahí nació el apodo “El Zorro”, que se lo puso precisamente su vecino Spadini, no solo por su carita flaca y alargada, sino también por sus mañas y poner cara de sonso.

En esa carrera hubo en juego como m$n 500.000,oo de esos billetes de la moneda nacional de curso legal. Se dio mucha usura recordó Osvaldo. quien el día de la carrera apareció sobre el lomo del caballo. Había comenzado a andar entre los pingos desde los 12 años aproximadamente, yendo al campo y después entre los corrales. A los dieciseis ya hizo su primera monta en su pueblo natal, con 50 kilos, era una pluma.

“El Chango”, otro sobrenombre que también tuvo -aunque no sabemos quien se lo puso-, recordó en una entrevista con Gustavo Pérez, que él le había corrido caballos a don Orlando Martín, el adversario político de su padre, aludiendo a la amistad que existía y sobre todo el respeto por el otro, en aquellos años.

Cuando se hizo la Fiesta del Agro el año 1.963, él fue uno de los que apareció con un lindo emprendado. Se lo había comprado a un amigo de Miguel Cané que tenía solo hijas y estaba cansado que se lo pidieran prestado.

Después cuando llegó el año 1.968 y comenzó la Fiesta Provincial de la Ganadería, el fue también uno de los hombres bien montado, generalmente en caballos oscuros que era su pelaje preferido. Para esa ocasión invirtió sus ahorros en un emprendado que estaba a medio hacer, faltaba darle terminación, era de la zona de San Antonio de Areco (Provincia de Buenos Aires). Osvaldo lo completó por supuesto y con él se lució durante muchos años en cada desfile no sólo en Victorica, sino en toda la comarca del Oeste Pampeano.

De joven le gustaba salir con los amigos a los bailes de toda la zona del Departamento Loventué y además al sur de San Luis. Llegaba de la fiesta, se cambiaba y a trabajar, porque en esos años, la jornada comenzaba a las 3 de la mañana. Su debut como bailarín de folklore lo hizo en el Club Cochicó en el cumpleaños del Dr. Juan Carlos de la Torre. Pero además era bueno para el tango, la milonga, el vals, paso doble, rancheras y todo lo que fuera rítmico.

Se puso de novio y se casó con la maestra Gladys Di Dio, de cuyo matrimonio nacieron Javier y Fabio, que lo hicieron feliz con doce nietos y cinco bisnietos. Vivieron en la casa que les construyó también el italiano Cesanelli, su vecino, en el terreno que antiguamente habían sido los corrales.

Tuvo entre muchos conocidos, dos grandes amigos, “Pichón” Andrada, también “burrero” y el “Negro” Torino. Con éste último, que era en ese entonces Jefe del Vivero Forestal de Victorica, integró la Comisión del Club Cochicó. Su amigo le confió que solo aceptaría si él iba como Tesorero y así lo hicieron, recibieron las finanzas con deudas y cuando lo entregaron fue con superhávit.

Durante muchos años fue el abanderado, en la Fiesta Provincial de la Ganadería. Siempre vestido con ropa de gaucho para hacer honor a su sobrenombre, con rastra a la cintura y un facón atravesado en la cintura sobre la espalda y bien montado con su caballo, que también estaba bien acarchapado con su apero y emprendado de plata con algunas aplicaciones de oro. Participó  de todas las Fiestas, menos tres años por razones de salud.

Su apego al caballo, su amor por el folklore nativo y sobre todo sus conocimientos de la tradición gauchesca lo llevaron a impulsar la creación del Centro Tradicionalista “León Cazenave”, siendo designado su primer Presidente. Los fundadores bautizaron el Campo de Destrezas con el nombre Osvaldo “El Gaucho” Borthiry.

Don León había sido uno de sus maestros, amigo de su padre y por sobre todo compartían el amor por los caballos y los emprendados. Los dos fueron buenos aparceros.

Cando el año 1.994 inauguramos el monolito señalizando el sitio de Leuvucó, el antiguo paraje con la laguna, que fuera el asentamiento ranquelino más importante dentro del territorio del noroeste, él nos acompañó, dado que su campo está en los alrededores.

Años después realizó un lindo gesto, donando cuatro hectáreas de su campo para que allí se diese tierra a los restos del antiguo Cacique Mariano Rosas, cuya calavera llegó desde el Museo de La Plata el año 2001 a la vera de lo que fuera otrora el lugar de sus tolderías y donde llegó a visitarlo en 1870, el Coronel Lucio Mansilla.

Don Osvaldo “El Gaucho” Borthiry, ha emprendido hoy 9 de abril del año 2019 su galope final, hasta la tierra del Creador, a reencontrarse con sus amigos de toda la vida, en esos campos del cielo azul-celeste como la bandera que tanto amó.

Fotos:
Lázaro Pérez
Fabián Muñóz Docampo
Datos
Entrevista Gustavo Pérez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *