“Ambil era entonces un pobre caserío del departamento de General Ocampo, al sur de La Rioja, próximo a San Juan, cuna de huarpes y diaguitas…” escribió Antonio Marzano al comienzo del segundo párrafo del folleto que tituló “Felix Romero, Maestro”, fechado en marzo de 1978 en Olivos (Buenos Aires).
“En esa villa, camino obligado entre Cuyo y el Norte, nace el 31 de marzo de 1878 Félix Romero, que se cría dentro de la hosquedad de un paisaje duro, castigado por los vientos y calores y donde los medios de vida son escasos y difíciles”, es el cierre geográfico del lugar, para agregar este otro párrafo más descriptivo de la familia.
“Félix tenía sólo cinco años cuando sus padres lo llevan a San Luis, donde cumplen modestas tareas para ganarse el sustento y él cursa primer y segundo grado, estudios que proseguirá en Villa Mercedes, hasta rendir el cuarto grado primario. El riojanito ya conoce los rigores de la existencia; siempre recordará que durante las vacaciones acompañaba a sus progenitores ayudándolos en las tareas de campo que realizaban”. Y agrega seguidamente Marzano que fue su alumno y su amigo después, por eso puede contar estos detalles que conoció de boca del propio “Romerito”.
“Tenía doce años cuando trabaja con ellos en el obraje y desmonte del campo de los señores Membielle, próximo a Villa Mercedes. Las necesidades obligan a dejar la escuela: hay un interregno de dos años, -impuesto por la pobreza- hasta que la familia se traslada a Victorica en 1892.” Más adelante escribe Marzano, el historiador de los tiempos de antaño de Victorica: “Ha vuelto a la escuela; en 1893 y parte de 1894 cumple los programas de 5º y 6º grados bajo la enseñanza directa de don Miguel De Fougéres,…” primer maestro no diplomado de la escuela de varones de nacionalidad francés.
Luego De Fougéres le propone al inspector Raúl B. Díaz la designación como preceptor ayudante de Romero, a lo que accede, no sin antes dejar pasar algún tiempo para ver si aparecía otro maestro titulado. “Tantos esfuerzos le traerían el triunfo: el preceptor honorario sería nombrado ayudante interino en 1895 y luego confirmado como maestro en la Escuela Nº 7 de Varones, cumpliendo con los años los escalafones de 3ª, 2ª y 1ª categorías hasta que en 1914 es nombrado director de la Escuela 69, “Chacras”, a dos leguas de Victorica” .
Parece ser que la actuación de Félix Romero satisface plenamente al Inspector Díaz, quien promueve su ascenso al cargo de director de la Escuela Nº 56 de Loventuel en 1918. Mi padre y sus hermanas fueron sus alumnos en la escuela de las “Chacras”. Estando en ese cargo, Félix -según Marzano- se casa con la maestra de la escuela de niñas Julia Quintana.
El año 1921 -según Marzano- Félix Romero accede a la jubilación. Años después -en 1929- su esposa es designada como directora de la Escuela Nº 9 de Telén. Es por eso que los esposos, que no tienen hijos y no recibirán esa bendición, se instalan en la casa del director, prosiguiendo con sus actividades periodísticas y culturales. Allí creará y dirigirá dos periódicos: “La Voz del Oeste” y “Los Principios” y además fundará la Biblioteca Popular “Bernardino Rivadavia”.
Finalmente Marzano escribe este crudo y doloroso párrafo: “En pocos meses, la salud de don Félix decayó paulatinamente y en busca de mejoría viajó a Mendoza, donde falleció el 7 de diciembre de 1934. Un amigo de toda la vida, don Laureano González, despidió sus restos; un año después, el mismo González colocó una lápida costeada por los docentes de Victorica y Telén. Y nada más… Así como los restos de sus padres han ido al osario general en el cementerio de Victorica, los del gran educador fueron arrojados al de Mendoza el 10 de abril de 1946.”