El entierro de Painé y el final de Calvaiú

Los indios ranqueles estaban desconsolados, había muerto su gran Toki, el Cacique Painé Güor (zorro celeste), quien los había conducido entre los años 1.835 a 1.847. Fue el primero de la dinastía de los Zorros en las pampas.

Respetaba al coronel Manuel Baigorria, un unitario que se había refugiado en los toldos, para escapar de la persecución de los federales de don Juan Manuel de Rosas, el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien había organizado la campaña contra los ranqueles el año 1833.

Painé odiaba al Gobernador por esa persecución pero fundamentalmente porque había tomado preso a su hijo Mariano, quien fue retenido como cautivo en su estancia. Bajo sus órdenes formaban alrededor de mil lanceros aproximadamente. Murió en su toldo de un ataque al corazón.

Lo sucedió su hijo Calvaiú Güor (zorro comilón de garbanzos) conocido también por el apellido Galván, quien dispone un atroz castigo para las brujas de la tribu para escarmentarlas por la muerte de su padre.
Durante el camino hasta el lugar donde se cavó la fosa había seis kilómetros. El cacique dispuso que cada dos se hiciera el sacrificio humano consistente en designar ocho mujeres, quienes morían después de recibir un golpe de bola en el cráneo. Así murieron veinticuatro, a quienes se las culpaba de haber influido en la muerte de Painé.

En esa matanza, también fue sacrificada la más joven de las esposas de Painé que tenía un hijo en sus brazos, quien fue enterrada junto a cinco caballos, diez perros y veinte ovejas, para el viaje a la “otra vida” del jefe muerto.

Rosas fue derrotado por el General Justo José de Urquiza en la batalla de Caseros, producida el 3 de febrero de 1.852, merced al acto de traición consumado por el gobernador de Santa Fe y la venganza de Brasil por la derrota de Ituzaingó.

Después de sancionada la Constitución Nacional de 1853, que la provincia de Buenos Aires no acató hasta 1860, era Gobernador de la misma Pastor Obligado, quien encomendó al coronel Emilio Mitre, hermano de Bartolomé, que organizara una batida contra los toldos de los ranqueles, que habían reanudado los malones.

La columna partió el 10 de enero del año 1.858 con rumbo hacia Italó (sur de la provincia de Córdoba), para desde allí buscar la rastrillada para “El Recado” (actual Trenel provincia de La Pampa). Pero los baqueanos erraron la rastrillada y no pudieron encontrar la laguna, que era vital para la subsistencia de los caballos y los jinetes. En ésa época jinete sin caballo de refresco era hombre muerto.

Esto obliga a tomar la decisión de volverse, viajando de noche y descansando de día. Para hacer menos difícil la retirada abandonan muchos pertrechos, dos cañones, barriles de pólvora y municiones. Además se van desprendiendo, dado la sed a la que están expuestos, de cinco mil caballos, en el intento de salvar sus vidas y entretener a sus probables perseguidores.

Un indio pariente de mujeres ejecutadas, urdió una maniobra para  sacar de la jefaura ranquel a Calvaiú. Lo invitaron a una cacería de avestruces, a la que el Cacique no pudo esquivar, dado que allí se demostraba la baquía. Porque la cacería del choique se hacía utilizando las boleadoras, para lo cual había que tener buen caballo y suma destreza para bolear al arisco animal, muy apreciado por la carne y la pluma.

La conspiración se puso en marcha en las cercanías donde se conocía que estaban los pertrechos y la pólvora abandonada por Mitre, de tal modo que persiguiendo los choiques dieron con la misma. La curiosidad se despertó entre quienes no conocían lo que allí había. Un cristiano que participaba de la boleada traía consigo dos pistolas de arzón (arma de fuego corta, que se usaba utilizando una sola mano), propuso la idea de practicar tiro al blanco.

Los conspiradores propusieron que fuese el Cacique Galván el que iniciara la ronda por el protocolo indígena. La mayoría de los indios se ubicaron cerca del blanco elegido, que estaba camuflada con pastos, lejos del lugar desde donde tiraría el cacique, más por temor al ruido que hacía el arma que por otra cosa.

Al realizarse el disparo, la gran explosión que se produjo, ocasionó la muerte del cacique y aproximadamente treinta indios. Así fue ultimado el verdugo de brujas, abriendo la puerta para que el próximo Cacique General fuese Panguitrüz Gner (Zorro cazador de pumas) alias Mariano Rosas.

OBRAS CONSULTADAS
Zeballos, Estanislao S. “Callvucurá y la dinastía de los Piedra” Vol.2 Centro Editor de América Latina. Junín Buenos Aires 1.981
Estévez, Juan José: “Pincén. Vida y Leyenda” Editorial Biblos. 1ra. Edición Buenos Aires 2011

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