Según el Investigador pampeano José Depetris, el primer pueblo cristiano fundado en el antiguo territorio de los ranqueles, fue objeto del proceso de la colonización por parte de las tropas del Ejército Nacional, mucho antes de la fecha con que oficialmente se informó a la superioridad y que se ha tomado como referencia del inicio del poblado: el 12 de febrero del año 1.882.
El escritor Lorenzo Massa, Salesiano de la orden de Don Bosco (“Historia de las Misiones Salesianas en La Pampa, República Argentina” Editada 1967, tomo I) expresa que: “El jefe accidental de la tropa, coronel Ernesto Rodríguez, recibió orden del ministro de Guerra, general Benjamín Victorica, de movilizar sus fuerzas hacia la Pampa, donde debía fundar pueblos y fortines. Era a principios de 1.882″ Consigna luego que “Llegado el ejército al lugar que el actual mapa de La Pampa ubica en la sección VIII, fracción A, lote 19, cinco leguas al sur de Leuvucó y seis al norte de Poitahue -los más importantes centros ranquelinos de otrora-, el jefe decidió fundar allí un pueblo que debía llevar el nombre de Victorica, en homenaje al ministro de Guerra, general Benjamín Victorica.”
Por su parte el Escritor pampeano Walter Cazenave, dejó constancia en el “Álbum del Centenario de Victorica” (12-2-1982 Editorial Efebe) de los objetos líticos encontrados en la zona, que son testimonios esenciales de la presencia del pueblo originario que habitó la amplia región de la comarca.
“Al margen de los otros numerosísimos hallazgos líticos encontrados en la zona (en los que se entremezclan los de origen araucano) existen testimonios indubitables y al mismo tiempo valiosísimos de esa presencia: las hachas ceremoniales que fueran encontradas en las cercanías de Telén.” Y agrega más abajo: “Vale la pena destacar que su hallazgo se debió a la tarea de apertura de un camino, por parte de don Enrique Capdeville, entre su estancia de Telén y Victorica. Las hachas se encuentran hoy en el Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” de Buenos Aires.”
Bajo el acapite “Echohué o Liu Carretá”, Cazenave, en el libro citado, expresa: “En el libro de informes complementarios a la mensura original de la sección VIII, que fuera realizada por el agrimensor Juan I. Alsina, en agosto de 1882, aparece claramente señalado el paraje Echohué pero ubicado en el lote 22, fracción D, unos cinco o seis kilómetros al suroeste de Victorica en su emplazamiento actual”
Y en un párrafo posterior el investigador deja constancia: “Pero todavía más notable aparece el hecho de que en el ángulo sureste del lote 19 D, donde se ubica actualmente el pueblo se advierte señal de aguada; por ella pasa un camino de indios que proviene del sur y se dirige ondulando hacia el norte. En las observaciones consigna el agrimensor respecto a la calidad de los campos: “inmejorables en el concepto de personas inteligentes que me acompañan”. Conviene recordar que por las cercanías pasaba la rastrillada central de “las víboras” que era parte del “Camino de los chilenos” y una inmensa red de rastrilladas menores que tejían una trama que comunicaban a cada uno de los lugares donde existían tolderías de indios.
En Poitahué convergía la rastrillada proveniente de la provincia de Córdoba, comenzaba en La Carlota y era llamada rastrillada de las Víboras, debido a que pasaba por Marivil (o Marivilú, “Diez Víboras”) y Choche Lauquen (laguna de la Víbora), seguía por Italó, Sanquilcó, Trilín, Maracó, tolderías de Metileo, Trenel, Chadi Lauquen (laguna salada), Ruca Lauquen o laguna del Toldo (departamento Conhelo), Luan Toro y Poitahué.5 La rastrillada de las Víboras fue descubierta en 1776 por las milicias fronterizas de Córdoba. A este camino se unía la rastrillada de las Tunas que comenzaba en el río Carcarañá en San José de la Esquina, que fue descubierta en 1779.Desde Poitahué, siguiendo por Chicalcó, se pasaba el río Chadileuvú (o Salado) por el paso de Meucó o Miaucó (Limay Mahuida). Otra rastrillada, desde Chicalcó cruzaba el Salado por el Paso Votanilahué (Vutranillahué o Paso de los Algarrobos). Desde Limay Mahuida un camino bordeaba el río Chadileuvú, cerro Pichi Mahuida, sierra Carapache y atravesaba el Salado por el paso Tragualtué o Ñoque. Desde los tres pasos, y desde el de Cochicó, las rastrilladas iban a Puelén,Salitral de la Perra, y luego se cruzaba el río Colorado y se unían al camino de los Chilenos o cruzaban a la actual provincia de Mendoza hacia el cerro Chachahuény el cerro Payén. Desde donde llegaban a la cordillera por las nacientes de los ríos Atuel, Grande y Barrancas y pasaban a las provincias chilenas de Colchagua,Curicó, Talca, Linares, Ñuble y Maule. (Camino de los Chilenos. Wikipedia)
Los tres elementos fundamentales que se tenían en cuenta por los aborígenes para levantar sus toldos y delimitar su territorio, era que en los alrededores del lugar hubiese en abundancia buena agua para beber, mucha leña en el bosque para cocinar, calentarse en los crudos inviernos y además buenos pastos para la caballada que debían estar en excelentes condiciones porque de ellos dependía su vida. Esos mismos elementos esenciales fueron tenidos también como prioritarios por los comandantes de las tropas colonizadoras, dado que para eso contaban con el aporte de los baquianos que eran del Escuadrón de los denominados “Indios Amigos” del cacique Ramón Cabral “El Platero”.
Para los indios además era muy importante que en el bosque existieran plantas de las que se pudiese extraer resina. En los alrededores donde se decidió la fundación del Fortín Resinas y posteriormente se levantó el Fuerte Victorica, existían en mucha cantidad plantas de molle, chañar, algarrobos y caldenes. Los aborígenes utilizaban la resina del molle para construir sus armas de guerra, que surgían del cuero, madera y piedra. Esas armas eran las lanzas, las boleadoras y la bola.
Después de creado el Fortín Resina, posteriormente designado como General Benjamín Victorica y por la sanción de la Ley Nacional Nº 1.532 del año 1.884, se crea la Gobernación del Territorio Nacional de la Pampa Central. Fue su primer Gobernador el General Juan Ayala, que llegó desde la provincia de San Luis el año 1.886 para hacerse cargo de las funciones a la sede de la Capital del mismo ubicada en el pueblo General Acha, fundado por el Coronel Manuel J. Campos.
General Acha fue situada en el Valle Argentino, un sitio con agua de muy buena calidad. Cerca de Salinas Grandes otrora la sede de la Confederación que dirigiera el Cacique araucano Juan Calfucurá y allende el camino de “los chilenos”.
El General Ayala hace levantar un censo de población el año 1.887, del cual para el 7º Departamento, cuya capital era Victorica arrojó estas cifras: 2.631 habitantes, de los cuales 362 eran militares. De nacionalidad argentinos 2.529 y 102 extranjeros. 1.708 de sexo masculino y 923 mujeres. Niños en edad escolar 156.
El citado Censo estableció además que había 18.494 ovinos, 6.135 vacunos 1.716 equinos, 27 mulares y 15 porcinos. En cuanto a las hectáreas con sembradíos se anotaron 82 de maíz y 30 de alfalfa.
Cuando llega el primer inspector de tierras fiscales deja constancia del año en que se afincaron algunos de los más antiguos pobladores: Fimasa Pérez (1883), Francisco García (1883), Celestino Paz (1883) Rufina Maldonado (1884) Narcizo Velázquez (1885) Amadeo Luján (1885), Adolfo Corvalán (1885) el mentado capitán del Ejército, que encabezaría muchos años después, la revuelta contra el francés Alfonso Capdeville. Los que tenían títulos donde constaba la fecha en que se le había concedido la parcela: solares o chacras, eran muchos más, pero el funcionario no consignó esos datos porque le bastó verificar el título provisorio otorgado por el Comandante militar.