Chacharramendi, provincia de La Pampa

El pueblo denominado Chacharramendi, está ubicado dentro del Departamento Utracán, de la provincia de La Pampa, en la República Argentina. Se puede acceder al mismo tomando la antigua ruta nacional Nº 143, viniendo desde General Acha, la primera capital del entonces Territorio Nacional de la Pampa Central.

El nombre fue elegido por el inmigrante vasco Fernando Seijó cuando el año 1901 decidió abrir su boliche de campo en ese lugar, que se encuentra a 287 metros sobre el nivel del mar. En esos años estaban llegando al territorio muchos criadores de ovejas, que eran desplazados desde la provincia de Buenos Aires.

De tal forma que la explotación al principio fue preponderantamente la crianza de ovejas, dado que la lana tenía buenos precios internacionales. Como el trabajo iba en aumento Seijó, mando venir desde España a José Feito que fue su empleado por muchos años y quien a la muerte de su padrino fue el comprador del negocio.

Don Seijó fue propietario de aproximadamente 40.000 hectáreas de campo, algunos adquiridos en sociedad con el señor Michel Ardohain. Que además de productor agropecuario se había convertido además en barraquero, dado que adquiría lanas, cueros y cerdas a los pequeños productores de la amplia zona. Los que eran entregados a casas acopiadoras de General Acha o enviados directamente a los comerciantes del mercado concentrador de Avellaneda con destino a la exportación.

Don José Feito se casó el año 1.927 con la hija de Manuel Salanueva, el dueño de la Galera entre Carhué y General Acha, llamada Eva Salanueva. Allí trabajaron como Tenedor de Libros, Angel Santos, Etelberto Díaz, Omar Martínez Almudevar, Rubén Sierra, Esteban Agustoni, (Juez de Paz) y Juan Larrañaga, entre otros.
Con el tiempo el lugar se complementó con cuatro habitaciones para alquilar a los viajeros, transformándose en una posada, dado que también se ofrecía el servicio de restaurante para los inquilinos. La actividad comercial y la buena administración, conjugado a los años buenos posibilitaron que Feito fuese incrementando su capital. Eso le permitió comprar cinco establecimientos: el “Cerro Azul”; “El Condominio”; ubicado a ocho leguas al noroeste de Chacharramendi; “Colonia Lía”, en cercanías de General Acha; “La Chita”, una legua de campo de la estancia con ese nombre que perteneciera a don Ramón Sarasola. El quinto es el que los herederos donaron a la provincia de La Pampa el lugar donde estaba el Salón de Ventas, el escritorio, parte de los dormitorios y el comedor de la casa.

Dentro de las Instituciones Públicas del lugar podemos mencionar en primer lugar la escuela que se creó a los efectos de dar posibilidades de educación a los hijos de la familias que vivían dentro del núcleo urbano y en los puestos cercanos al pueblo. Antes que la escuela se instaló el Juzgado de Paz y Registro Civil y además la Estafeta u Oficina del Correo, entes estos dos últimos que funcionaban dentro de las instalaciones del mismo Almacén de Ramos Generales.

El año 1.992 lo que fuera el Almacén de Feito, a la que algunos se refieren como la “Pulpería”, fue declarada Patrimonio Histórico de la provincia de La Pampa, a la que se le hizo un proceso de restauración y una puesta en valor de los bienes muebles que existían dentro de la misma.

Desde Chacharramendi el Estado Provincial construyó la ruta provincial Nº 20 que la une con La Reforma y con 25 de Mayo, la ciudad que está en la ribera del río Colorado. Por Chacharramendi pasaba también la Mensajería que iba desde General Acha hasta Limay Mahuida.

Según cuentan los viejos pobladores que conocieron aquellas épocas de la travesía, del cuatrerismo y el bandolerismo en la región del oeste, por allí anduvo entre otros el Juan Bautista Vairoleto. Por eso es que aún hoy se pueden observar entre las paredes de chapa una antiguas troneras que habían construído los dueños para poder apoyar allí el caño de los Winchester para enfrentar el ataque de los maleantes.

La señora Elbira Mora de Ratto ha dejado su testimonio basado en sus recuerdos de haber vivido en un campo de la zona: “Juan Mora, mi papá llegó en 1923 a trabajar con las ovejas en el oeste. La esquila se realizaba en los meses de marzo/abril y después en octubre/noviembre, mientras que en otras provincias es una vez al año.” Es decir que había dos esquilas anuales, lo que obviamente requería más mano de obra.
“Nosotros en el campo llegamos a tener 5.000 lanares y una máquina esquiladora alrededor de 1956, pero anteriormente se esquilaba a tijera.”

Digamos de paso que los mejores esquiladores eran los descendientes de aborígenes que habían quedado viviendo en esos campos. “Con la máquina se esquilaba lo  nuestro y hasta 2.000 o 3.000 ovejas de los vecinos”, dice doña Elbira y nos ha dejado este párrafo final “En la Pampa se trabajó con ovejas hasta la década del 50. Después se fue cambiando por la vaca ya que la oveja dejó de ser rentable y no valía la pena esquilarla y mantenerla libre de sarna, por los gastos. También contribuyeron (al cese de esta tarea) plagas como zorros y pumas y los años malos para que la oveja se vaya terminando”.

Fue por eso mismo que General Acha comenzó con su Fiesta Provincial de la lana en la década de 1.960, pero a mediados de 1.970 la había sustituido por la “Fiesta del Ternero”. Digamos por último que el otro factor que contribuyó a la caída de la explotación del lanar fue la baja de los precios internacionales, al aparecer el nylon que fue sustituyendo la lana de a poco.

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