CEFERINO NAMUNCURÁ el lirio de la Patagonia

Después de culminada las operaciones de la mal denominada “Conquista del Desierto” y muertos o presos los principales caciques, comienza la penetración en el antiguo Mamul Mapu de colonos con haciendas. El Cacique Namuncurá, hijo del Señor de las Pampas, Juan Calfucurá, ha logrado escapar a la batida final. Huye desde Chilhue con su familia y los restos de su pueblo y se refugian en Lihué Calel (las sierras de la vida). La comida escasea, las enfermedades los acosan y el huinca no les da tregua, lo quieren arrinconar contra la cordillera, más allá del río Chadileuvú.

Su padre le ha pedido a él y sus hermanos, antes de morir, “no abandonar Carhué al huinca” y tampoco Choele Choel porque son dos puntos estratégicos para defender el territorio. Se refugia en los contrafuertes de la cordillera para seguir resistiendo, donde recibe ayuda de los caciques Sayhueque y Reuque Curá. Pero el acoso continúa y la presión se hace sentir fuerte. Namuncurá se da cuenta que será imposible continuar la lucha, por eso envía una embajada al General Villegas a presentar su rendición. Antes ha rechazado ayuda del gobierno chileno para continuarla, él no quiere traicionar al país donde ha vivido tantos años.

En esta fotografía aparecen Ceferino Namuncurá (2) y Carlos Gardel (1), ambos alumnos del Colegio Pio IX, conocido como San Carlos por la Parroquia anexa

El día 26 de agosto del año 1886, nace un niño, hijo del Cacique araucano, Manuel Namuncurá con su mujer Rosario Burgos, una mestiza. Es el sexto hijo de doce hermanos. Aunque los hijos de Rosario son María, Ceferino, Clarisa, Aníbal y Fermina.

Pasados los dos años, es bautizado por el RPS Domingo Milanesio (a quien los indígenas llamaban Patirú Domingo) quien le asigna el nombre Ceferino porque el día de su nacimiento precisamente es la Fiesta de San Ceferino. El acta de bautismo se encuentra registrada en el libro de Bautismos de la iglesia de Patagones el 24 de diciembre del año 1888.

El 20 de septiembre del año 1897 ingresa como alumno al Colegio Pio IX el niño Ceferino Namuncurá, hijo del cacique Manuel Namuncurá, por recomendación del ex presidente de la Nación Argentina Doctor Luis Sáenz Peña.

El niño Carlos Gardel, compartirá en dicho colegio, el dormitorio María Auxiliadora con Ceferino que cuenta cuatro años más. Los investigadores de la vida de Gardel suponen que como Ceferino era un niño muy retraído, solo coincidieron en haber participado del Coro de la institución donde participaban todos los alumnos.

Ceferino (sentado, segundo desde la izquierda) junto a un grupo de compañeros disfrutando de una jornada en la naturaleza en la localidad de Uribelarrea el año 1898

Su padre, lleva a Ceferino a Buenos Aires. Cuando los paisanos que lo reciben junto a su antiguo cacique, le preguntan porqué ha viajado a Buenos Aires, el jovencito Ceferino contesta con mucha seguridad “Vengo a estudiar para ser útil a mi raza”.

Namuncurá acude primero al general Luis María Campos, quien le aconseja hacer ingresar al niño como aprendiz en los Talleres Nacionales de la Marina, situados en el Tigre. Pero al poco tiempo Ceferino le hace saber a su padre que eso no le gusta. El solícito padre resuelve recurrir al consejo del ex presidente Luis Sáenz Peña, quien le habló de los Colegios Salesianos que se destacaban por su buen nivel educativo.

El 20 de septiembre del año 1897 Ceferino ingresa al Colegio Pio IX de Almagro. Monseñor Cagliero invitó al huésped a almorzar. Hubo bandas y discursos y al final Ceferino se vio rodeado de muchos de los seiscientos alumnos que lo miraban con suma curiosidad. 

Esta fotografía está tomada en Viedma (Río Negro) en el Colegio “San Francisco de Sales”, el año 1902 donde Ceferino estudia. Tiene entonces 15 años. Lo toma de la mano Monseñor Juan Cagliero

El 24 de mayo del año 1879 cuando el entonces Ministro de Guerra, general Julio Argentino Roca llega a las márgenes del río Negro con las tropas de la primera división del Ejército Nacional, lo acompañan también Monseñor Antonio Espinosa, Vicario General de la Diócesis de Buenos Aires y el sacerdote Santiago Costamagna y el clérigo Luis Botta, ambos de la congregación Salesiana.

Ceferino se salvó de morir ahogado en el río Negro cuando apenas tenía poco más de un año y jugaba en sus orillas

El 20 de septiembre del año 1897 ingresó Ceferino al Colegio Pío IX, en esa misma ocasión ingresó también un sobrino del Cacique Manuel Namuncurá de 14 años, llamado Albino Namuncurá Montiel, cuyos padres vivían en la misma comunidad de Chimpay donde estaba asentada la familia de los Curá.

El ya viejo cacique Manuel Namuncurá, vistiendo el uniforme militar que le fuese concedido, acompañado de su hijo Ceferino en una de sus visitas a Buenos Aires

El 23 de marzo del año 1884 el comandante Pablo Belisle, remite telegrama a la superioridad informando que Namuncurá se dirige al Fuerte General Roca, para hacer efectiva su rendición. El militar lo describe en éstos términos: “Namuncurá tendrá unos cincuenta años más o menos, está bien conservado y su cara abierta y despejada inspira simpatía. Todos los indios lo adoran y se puede considerar entre ellos un verdadero monarca”.

El 5 de mayo se produce la rendición oficial en cuyo acto recibe el grado de Coronel de la Nación. En febrero de 1885 el General Winter, como Gobernador militar de la Patagonia, informaba que “el conocido Namuncurá…que se presentó con los restos de sus aguerridos guerreros y familias, acatando las leyes del país en marzo del año que acaba de finalizar, se halla hoy asentado en Chimpay, acantonamiento de esta línea militar, entregado por completo a las prácticas de la vida civilizada.”

La madre de Ceferino doña Rosario Burgos y un hermano. Después que el Cacique Manuel decide casarse con otra de las mujeres por la iglesia y por el civil, ella abandona su lugar y se va con el resto de sus hijos bajo el amparo del cacique Coliqueo.

Ceferino intenta años después tomar contacto con ella, pero no le es posible. Le escribe, pero nunca más la verá. Esta es una de las primeras grandes tristezas que le toca en la vida.

El 8 de septiembre del año 1898 Ceferino recibe el sacramento de la Primera Comunión. Y el 5 de noviembre de 1899 frente al altar recibirá el sacramento de la Confirmación, de la mano de Monseñor Gregorio Romero en la Iglesia Parroquial de San Carlos.

A partir de allí su crecimiento espiritual y religioso se profundiza. Su humanismo crece profundamente aceptando la suerte que le ha tocado, con toda humildad. El amor hacia su familia y sobre todo su padre, su madre y sus hermanos se mantienen intactos a pesar de la distancia que los separa desde el momento en que tomó la iniciativa de estudiar.

Al inicio del año 1903 en el Colegio de San Francisco de Sales de la localidad de Viedma, la capital del Territorio Nacional del Río Negro, Ceferino comienza sus estudios de nivel secundario, lo hace como aspirante salesiano.

Ya su intención estaba definida, quería ser sacerdote para impartir el evangelio entre su gente y ayudar a su pueblo. Solicita insistentemente, cada vez que escribe que le consigan el acta de bautismo, pero recibe como toda respuesta el silencio, algo que lo entristecía enormemente.

Sin embargo cuando sus compañeros, que han sido seleccionados para proseguir la vocación del sacerdocio, toman conocimiento de la lista que confeccionan las autoridades eclesiásticas, no lo incluye. Esta es una más de las tantas decepciones y discriminaciones que debió sufrir en su corta existencia.

Posiblemente esta sea la última fotografía en vida del joven Ceferino Namuncurá, tomada poco antes de morir a causa de la tuberculosis que padecía desde tiempo atrás

El año 1902 su salud desmejorada lo llevan a consulta médica. Luego de los estudios realizados se diagnostica que ha contraído tuberculosis. Esta noticia hace que Monseñor Juan Cagliero decida trasladar a Ceferino a Viedma suponiendo que los aires del sur le harían mejor que los de Buenos Aires.

El Inspector Salesiano José Vespignani recuerda una conversación en estos términos: “preguntándole por su salud, me contestó con toda serenidad que iba regular, le pregunté si le había sucedido tener alguna hemorragia y me contestó que el mes anterior había echado sangre en abundancia.”

 El 17 de julio del año 1904, Ceferino es trasladado a Turín (Italia) por Monseñor Juan Cagliero, quien supone que en ese lugar podría recuperar su salud y continuar sus estudios de sacerdocio.

Tapa del libro cuyo autor es el RPS Raúl A. Entraigas, oriundo de Río Negro

Ingresa a realizar estudios en el colegio salesiano de “Villa Sora”, de Frascati, ciudad de Roma (Italia)
El día 27 de septiembre del año 1904 Ceferino acompaña al Cardenal Juan Cagliero en la visita al Papa Pío X, de la que participan también los salesianos José Vespignani y Evacio Garrone.

Ceferino murió un 11 de mayo del año 1905 en el Hospital donde recibió atención del médico personal de los Papas León XII y Pio X Doctor José Lapponi.

Varias son las obras escritas sobre la vida de Ceferino Namuncurá, las primeras totalmente agotadas. Entre ellas: “Víctima de amor” del sacerdote Luis J. Pedemonte, “El Santito de la toldería” 1947 de Manuel Gálvez, “Ceferino Namuncurá el Lirio de las Pampas” 1968 de Luis Cástano, “El Mancebo de la Tierra” 1974 del investigador, escritor y poeta salesiano Raúl A. Entraigas, entre otras.

En los alrededores de la pequeña localidad de San Ignacio de la provincia del Neuquén descansan los restos mortales de quien fuese en vida Ceferino Namuncurá.

Ceferino fue sepultado en el cementerio Popular de Roma en Campoverano, acompañado de algunos salesianos y pocos compañeros. El presidente Marcelo T. de Alvear ordena la repatriación de los restos el año 1924, los que fueron depositados en el Fortín Mercedes, frente a la localidad de Pedro Luro, en la que la pequeña capilla había sido reconstruida.

La bóveda tiene la forma de un kultrum, uno de los tres instrumentos musicales de los aborígenes araucanos

El año 1930 el RPS Luis J. Pedemonte da a conocer las cartas escritas por Ceferino Namuncurá que permitieron conocer la honda espiritualidad religiosa del joven araucano y  divulgar las virtudes y la devoción hacia el “indiecito santo”.

 El 2 de mayo de 1944, se inició la causa de beatificación de Ceferino Namuncurá y el 3 de marzo de 1957 el Papa Pio XII aprobó la introducción de dicha causa. Quince años más tarde, el 22 de junio de 1972, el Papa Pablo VI lo declaró venerable, transformándose en el primer argentino que llegó a esa altura de santidad.

El 7 de julio de 2007, el Papa Benedicto XVI firmó el decreto que declaraba a Ceferino Namuncurá como beato. El pontífice recibió al cardenal José Saraiva Martins, el por entonces prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, y autorizó a la misma a promulgar una serie de decretos, entre los cuales se encuentra el que declara Beato al «siervo de Dios Ceferino Namuncurá». El término Beato significa literalmente felíz (del latín beatus) o bienaventurado.

El 11 de noviembre de 2007, el enviado papal, el cardenal Tarcisio Bertone, proclamó beato a Ceferino Namuncurá, ante más de 100.000 personas en una ceremonia de beatificación en la localidad de Chimpay, Provincia de Río Negro, ciudad natal del joven salesiano. La fiesta religiosa se fijó para el 26 de agosto, en homenaje a la fecha de su nacimiento.

Bibliografía Consultada
Noceti, Ricardo “La sangre de la tierra. Para una nueva visión de Ceferino Namuncurá” Ediciones Didascalia 3ra. edición, Rosario (SF) 2007
Barsky, Julián y Osvaldo: “Gardel. La Biografía” Taurus, Alfaguara S.A. Buenos Aires 2004
Rodriguez, Ana María y Minetto, José Francisco Editores “Por poblados, parajes y colonias en la Pampa Central”. Facultad de Ciencias Humanas. Ed UNLPam-UNLPam 2008
Valla, Celso José “CEFERINO El Príncipe de los “Piedra” evangelizador de nuestra tierra”. Editado por el Gobierno de La Pampa. Folleto. Santa Rosa (La Pampa) agosto de 1987

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *