“Miente yo los maté” (Yancamil)

En la plaza Cochicó de Victorica, del entonces Territorio Nacional de la Pampa Central, el coronel Urtubey se dispuso a homenajear a los soldados del Ejército Nacional caídos en el combate de un frío día 19 de agosto del año 1.882, a sesenta leguas al suroeste.

El presidente del Centro de Expedicionarios al Desierto, hizo loas a sus camaradas y resaltó la valentía y el coraje en defensa de la Patria, ante todo el público reunido alrededor del monumento.
No trepidó en destacar la bravura con que defendieron sus vidas hasta perderla, en pos de recuperar la caballada, después de varias horas de lucha encarnizada. Incluso subrayó que pese a la diferencia en cantidad , -cuatrocientos indios, frente a tan sólo 26 soldados, según la versión oficial- los indios sufrieron gran cantidad de bajas y terminaron huyendo aprovechando la noche y el cansancio de los caballos de los soldados.

A renglón seguido Urtubey resalta además el papel de los baqueanos del Escuadrón de los “Indios amigos”, que supieron llevar a la victoria a los “Bravos de Cochicó”, como reza una de las grandes placas que se puso en la pirámide del centro de la plaza el año 1887, en la que la Nación agradece. Placas que se construyeron fundiendo el bronce de los cañones que el Ejército había utilizado en la Guerra contra el Paraguay y luego en la denominada “Conquista del Desierto”.

El coronel hizo una pausa y en ese instante se escuchó alguien que dijo “miente yo los maté” y volvió a repetir por si no habían escuchado “miente yo los maté”. Inmediatamente la policía se desplazó hacia el lugar donde estaba el sujeto que a viva voz había tratado de mentiroso al Coronel, llevándolo detenido. Después del altercado, la banda militar tocó la retreta del desierto y luego hubo fuegos artificiales.

Mientras tanto en la comisaría, el personal de guardia procedía a tomar los datos del arrestado. Era nada menos que José Gregorio Yancamil, quien había proferido esos gritos en voz alta hasta donde le daban sus ya gastados pulmones. Nada más y nada menos que el viejo cacique que había conducido a Paineo y Santos Morales junto a unos pocos lanceros a robar una caballada que pastaba en las cercanías de Thanantue. Él y su gente con boleadoras y lanzas contra los fusiles remington de los soldados, fueron los que dieron una dura lección a los soldados y un castigo mortal a los traidores a su raza.

Ya diez años antes Yancamil le había dicho al maestro español de la escuela de la Colonia Emilio Mitre, delante de Pedro Morales “como se miente Señor, como se miente”, cuando escuchó la versión que el maestro había recogido como oficial en Victorica y en los periódicos de la época.

Yancamil murió en su rancho de Victorica un 8 de febrero de 1931. Pasaron 75 años, desde que sus restos mortales descansaban en el cementerio de la localidad, hasta que un 19 de agosto del año 2006 fueron re-enterrados en la Plaza “Héroes de Cochicó”, previo velatorio en el Salón de Actos “General Benjamín Victorica”. Hace poco el rancho donde vivió sus últimos días junto a su familia ha sido declarado “Patrimonio Histórico” por la Comisión Provincial del Patrimonio Cultural.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *